“Fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7
Fue – La Biblia es, sin lugar a dudas, el libro más fascinante en el mundo. ¿Por qué? Porque es sencillamente mas allá de cualquier inferencia razonable imaginar que las complejidades entretejidas en su tapiz puedan haber sido inventadas por seres humanos.
Desde el inicio al final, el lenguaje de la Biblia está repleto de sorpresas, introspecciones profundas y de tratados lingüísticos sabrosísimos. Ninguno más fascinante que las implicaciones provistas por el uso del verbo “hayah” (ser, convertirse).
Existe una conexión maravillosa entre la idea de la palabra de Dios convirtiéndose en Miqueas, y en los demás profetas. En el caso más sencillo, implica que las instrucciones verbales de Dios a Su pueblo se manifiestan en el profeta. La manera en que ocurre es un misterio, pero no es más misterioso que otro uso de “hayah”, el cuál encontramos aquí en la historia de la creación del hombre.
El hombre se convirtió en “nefesh” (la palabra hebrea que comprende la voluntad, emociones, mente, cuerpo y espíritu – la persona total). La misma manifestación creativa demostrada en la palabra de Dios que se manifiesta (de alguna manera) en los profetas, también incluye lo que significa estar vivo.
El hálito de Dios se manifiesta en la criatura formada del barro y ha.a.dam.le.ne.fesh ha.yah (literalmente, “la tierra-hecha-persona fue manifestada”). Es casi como si el texto dijese, “la vida personal sucedió en éste bulto de tierra formada.”
La forma en que la vida llegó al Hombre no es esencialmente diferente a la forma en que la palabra de Dios sucedió en Miqueas. ¡Piensa en eso por los próximos 100 años!
También aprendimos que el nombre personal de Dios, YHWH, también es, en su raíz, el verbo “hayah”. Cuando Dios manifiesta Su palabra a Miqueas, y cuando manifiesta Su vida en el Hombre, meramente hace tangible lo que ya es. Toma ese concepto y lee Juan 1:14 desde la perspectiva hebrea.
“La Palabra hayah carne.” La esencia misma de Dios, el YO SOY (Hayah) se hace manifiesto como “basar” (cuerpo tangible). Esto no sólo dice que Jesús nació como hombre. Esto dice que el gran “SER,” ocurrió ahora en forma corpórea. El YO SOY existió entonces en la misma clase de seres vivientes como todos, cuerpo animal y humano. El misterioso hayah de Dios es demostrado en aun otra forma sin paralelo.
Piensa en lo que significa esto para la vida humana – para ti y para mí. No, no significa que cada uno de nosotros tiene una chispa de deidad. Esa es pura filosofía griega. La Nueva Era no es nueva. Lo que significa es que tú y yo somos de alguna forma vehículos por medio de los cuales Dios se manifiesta en Su creación.
Estamos plenamente equipados para revelar Su glorioso hayah. De las tantas cosas que puede significar ser creado en Su imagen, al menos significa que Dios planifica usar mi nefesh hayah como demostración de Su gloria.
¿Cuán lejos está Dios de manifestarse en tu vida? Inhala. Así de lejos.
Dr. Skip Moen.
Tomado de: http://www.renuevodeplenitud.com/
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