¿Qué espero?



Ciertamente como una sombra es el hombre;ciertamente en vano se afana;amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.Salmo 39:6-7.

¿Qué espero?
Se dice que «de esperanza vive el hombre». Al repasar un poco lo que ocupa nuestros pensamientos, constatamos que la mayor parte de ellos se vuelve hacia el porvenir, ante todo, el inmediato. ¿Qué tengo que hacer? ¿A dónde ir? ¿Qué va a ocurrir? Tanto lo que deseo como lo que temo se presenta a mí, aun sin que tenga necesidad de reflexionar. Pensamos en tomar ciertas decisiones que nos aseguran el porvenir (seguros, jubilación, patrimonio)… hacemos proyectos. Y aun cuando se realizan, a menudo la vida cambia sin avisarnos, y el porvenir se nos escapa de las manos. Cada uno sabe que su vida aquí en la tierra tendrá un fin. ¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué espero yo? Formulada así, esta pregunta permanece sin respuesta. Pero como el rey David, el autor del Salmo 39, el creyente se dirige al Señor y responde con confianza: “Mi esperanza está en ti”. ¡Qué tranquilidad! ¡Qué consuelo saber que Dios me amó! Aunque yo era un pecador, el Señor me salvó y se hizo cargo de mí durante el tiempo que permanezca en esta tierra y por la eternidad. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. “La esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones” (Romanos 5:1, 5).

No hay comentarios: