LA FE EN TIEMPO PASADO

El secreto para disfrutar de todo lo que Dios preparó para nosotros. “Tened fe en Dios (…) Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:22, 24).




Ariel Kim
En términos generales, la fe se relaciona con el tiempo presente y futuro. Tiene relación con el tiempo presente porque Jesús dijo: “creed que os vendrá”. Esto significa que ahora es el momento en el que debemos creer. De nada sirve haber tenido mucha fe hace una década, y ahora no tener fe en los milagros sobrenaturales de Dios. Pero también se asocia con el tiempo futuro. Hebreos 11:1 nos dice claramente que “la fe es la certeza de lo que se espera”. En otras palabras, uno nunca espera las cosas del pasado o del presente, sino se esperanza con las cosas que han de venir. Definitivamente, la fe tiene una íntima relación con la esperanza, es decir, el futuro.

Sin embargo, la fe casi siempre tiene conexión con el tiempo pasado en términos de la eternidad de la dimensión espiritual.
Dios es un Dios eterno. Por esta misma razón Él es digno de alabanza desde la eternidad y hasta la eternidad (ver Salmo 103:17). Para Dios, un día es como mil años, y mil años como un día (2 Pedro 3:8). Por tanto, nuestro destino ya está marcado en el calendario eterno del reino de los cielos.

Note que nuestra ansiedad casi siempre se relaciona de alguna forma con el futuro. “¿Qué pasará con mi familia si me pasa algo a mí?” “¿Qué haré si me despiden de mi trabajo?” “¿Cómo podré triunfar en esta vida?” No conozco a ninguna persona sana mentalmente que tenga temor del pasado. Lo pasado quedó en el pasado, ya pasó. Quizás lo recuerde con algún sabor amargo o algún toque de desilusión, pero nunca con ansiedad. Esto se debe a que simplemente ya pasó.

Pero no sucede lo mismo en cuanto al futuro. Todo parece ser oscuro, opaco, abstracto, oculto, metafísico y borroso. Lo apasionante es que no es así para Dios, porque ya todo pasó en la dimensión espiritual de la eternidad.
¿Por qué tenemos tanta ansiedad en cuanto al futuro? Simplemente, porque estamos extremadamente expectantes sobre lo que va a venir. Nos olvidamos que todo está bajo control. Y no encomendamos nuestras cargas a Dios.
Aunque suene extraño, la fe se relaciona con el pasado.

Recuerde que la fe no es un elemento físico y material. La fe no es un objeto al que se le pueda acariciar o palpar. La fe es espiritual. Y un elemento espiritual nunca está sometido y limitado por elementos físicos como el tiempo y el espacio. Es decir, usted puede navegar en el tiempo sin límites, por fe. Si ya pasó en la eternidad de Dios, es cuestión de creer que eso mismo sucederá en la realidad que nos rodea.

En cierta oportunidad Jesús salía de una ciudad llamada Betania, y tuvo hambre. Se acercó a una higuera, pero al ver que no había fruto, maldijo a la higuera diciendo: “Nunca jamás coma nadie fruto de ti”.
Al día siguiente, temprano por la mañana, los discípulos quedaron sorprendidos al ver que la higuera se había secado, a tal punto que ya no tenía vida. Dubitativo, Pedro preguntó diciendo: “Maestro, mira: la higuera que maldijiste se ha secado”.

En esa oportunidad Jesús dejó una enseñanza crucial en cuanto a la fe, y dijo: “Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:22-24).
Si bien la Versión Reina Valera lo expresa en tiempo futuro, las escrituras originales dicen claramente en tiempo pasado: “creed que lo recibisteis”, o mejor dicho: “creed que lo has recibido”. Jesús decía que es necesario creer que nuestra petición y nuestros deseos ya han sido concedidos por Dios. Esto es lo que yo defino como la fe en tiempo pasado.

Pero si todo pasó en la eternidad de Dios, ¿por qué debemos creer? ¿Acaso Dios no obra según su soberana voluntad? ¿Qué relación tiene mi fe con la voluntad y eternidad de Dios?
Dios, en su absoluta y soberana voluntad, predestinó nuestras vidas. Esta es la razón por la que no deberíamos estar demasiados tensionados, ya que para Dios nuestra vida no es en vivo y en directo, sino en diferido. Pero esto de ninguna manera quiere decir que las cosas acontecerán automáticamente. Es fundamental la fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios.

Jesús nos motiva a tener fe en Dios. En el idioma original en griego dice: “tened la fe de Dios”. La fe de Dios nos hace creer que ya lo hemos recibido, y así sucederá. Todo ha pasado en la eternidad de Dios, pero Él quiere que tengamos fe para poder disfrutar todo lo que tiene preparado para nosotros.

Ariel Kim